Toda rima ofende
Lamborghini escupe sus versos. Así, los saca de bien adentro
y los lanza al vacío. Casi con desdén. Sin importar hacia dónde van ni quién
los va a leer.
No se preocupa
por el lector, es un proceso propio que empieza y termina en sí mismo. De
hecho, es muy difícil de leer. Exigente. Hay que estar atento. A veces es un
juego de palabras, otras una humorada o puede ser un principio inquebrantable.
Todo junto, sin diferenciarse. Sin huellas ni indicios. Se lanza solo y te deja
solo. Uno es quien tiene que definirlo.
Lamborghini
escribe un único poema. Gigante, sin forma, sin principio ni fin. No hay rima,
no hay lógica. Pero sí, arbitrio. Palabras lanzadas que se encuentran una y
otra vez. Sus fobias, sus miedos, sus muertes, sus perversiones. El falo, el
culo, el milico y el camisón con flores. La barba, la vulva y su continua
obsesión.
“Repito en efecto la misma
técnica, siempre,
Jamás me canso”
Todos los poemas
en un libro, es casi como toda una vida en unos poemas. Más de 500 páginas de
una vida, todas juntas. Tardé varios meses en leerlo, porque las palabras
sueltas que forman poesía necesitan tiempo para asimilarlas. ¿Cuántos poemas
puede uno leer seguidos? Me pasa que necesito tiempo entre uno y otro, releerlo,
re entenderlo y volverlo a leer. El mismo proceso del que escribe; la prosa va
de corrido, pero la poesía es pausada, es una búsqueda, un nuevo sentido de las
palabras. Un sentir.
Poemas 1969-1985. Desde el primero que escribió hasta el último,
justo antes de morir. Lejos, en
Barcelona. Tirado en la cama hace muchos años, en ese cuarto que replicó en
tantos momentos del libro. En tantos momentos de su poesía.
Cesar Aira estuvo a cargo de esta edición. En las notas
finales dice que reunió “sin seleccionar,
todos lo que encontramos entre sus papeles que tuviera forma de poesía”.
Oficialmente, solo hubo un libro de poesías que se llamaba justamente “Poesías” y algunas otras que fueron
publicadas en revistas. Nada escrito en su niñez (salvo uno que abre el libro),
ni en su juventud. De hecho, en este volumen queda claro que pasaban años sin
que escribiera poemas.
Aira aclara: “No todo este material es rigurosamente
inédito. Una forma de publicación privada que usó Lamborghini fue la de
dactilografiar poemas y darlos a leer, o regalarlos a sus dedicatarios. Los
manuscritos, en cuadernos, agendas, hojas sueltas, muestran todos los estadios
desde la anotación casual de unos pocos versos hasta el poema largo, o serie de
poemas, de desarrollo muy elaborado (aunque siempre hay un aire de “borrador
definitivo” en toda su poesía). En las notas señalamos las condiciones en que
hallamos cada uno, pero los publicamos todos”. Hay originales, copias
mecanografiadas, cartas, pedazos de papel, revistas de poesías donde publicó,
grabaciones, texto con agregados que nosotros podemos leer con distinta
tipografía, y hasta una libretita que el autor mantuvo hasta su muerte. Todo,
como dijo Aira. Hablar del inmenso aporte de Aira en la cultura es casi una
obviedad, ¿no? Pero agradecerle, es una obligación.
Uno de los juegos
de Lamborghini consiste en dividir palabras para que, por separado, logren
sentido. A veces las parte, a veces mutan, otras las mutila. Y así logra darles
otro sentido. Un juego propio, muy distinto.
Después de un
buen número de páginas, te das cuenta que intentar entender todos los poemas es
un error. Que el significado pasa por otro lado; que el autor se despoja de esa
obligación. Que ya pasa a ser tema del lector.
No soy inválido.
Digamos, aquejado.
Ha quejado
En esta cama ya no queda espacio.
Se fue llenando de libros,
Papeles manuscritos
dibujos
fotografías
Digamos: no queda espacio para otro
No queda (espacio)
para otro
Poemas 1969-1985
Osvaldo
Lamborghini (1940-1985)
Mondadori