Lo compré en una librería de usados de la
calle Montevideo, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Lo vi sobre una
mesa de saldos y no dudé.
La propuesta visual de los futuristas me
gusta hace mucho, pero la primera vez que vi varias obras juntas de esta
corriente, me di cuenta que estaban intentando decir algo, que había un sentido
y un estilo. Fue en la casa-museo de Peggy
Guggenheim, en Venecia. A partir de ahí formaron parte de mis amigos favoritos
del arte. Pero no sabía que había tras sus obras, no sabía de sus bases ni sus
ideas. Ahora sí lo sé, gracias a este pequeño gran librejo.
El movimiento futurista fue una corriente
de vanguardia que nace en Italia, justamente con este manifiesto escrito en
1909 y publicado en el diario Le Figaro.
Rechaza a la tradición y al pasado, y enaltece el movimiento, la velocidad, la
acción y el dinamismo de las ciudades modernas.
Filippo
Tommaso Marinetti es perfecto para escribir un
Manifiesto. Impertinente, sarcástico, filoso y, por encima de todo, muy provocador.
Sus frases son buenas. Aquí van algunas:
La más conocida: “un automóvil de carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia” (el ejemplo por definición de la belleza clásica)
“Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, la acción destructora de los anarquistas, las hermosas ideas que matan y el desprecio a la mujer”. Un vehemente
Es casi gracioso cuando
relata una de sus “intervenciones” de una obra de teatro en Nápoles. Se paraban
delante de la gente, sobre el escenario, e insultaban a la platea mientras
declamaban su manifiesto. Los arcaicos y obsoletos del público se divertían
tirándoles todo lo que tenían a mano. En una de esas, vuela una naranja y
Marinetti la agarra al vuelo, la monda y se la come mientras esquiva objetos
más contundente y recita barbaridades. El público se da vuelta y comienza a
aplaudirlo, y él en vez de ser generoso con ellos, vuelve a insultarlos a todos,
peor que antes. El efecto no pudo ser mejor: terminó en andas de la multitud
por las calles napolitanas con cientos de personas aclamando el futurismo, el
anticlericalismo y la guerra contra los austro-húngaros.
Hay manifiestos de teatro futurista; de literatura, de poesía (Marinetti supo ser un gran poeta), de danza, de pintura, de música y otros más. Todos ellos tienen algo de interesante: en literatura proponían destruir la sintaxis, elegir los sustantivos al azar, y abolir los adjetivos y adverbios; el teatro debía de ser brevísimo, con actos de pocos segundos, “una gimnasia que entrenará el espíritu de nuestra raza a las veloces y peligrosas audacias futuristas”; “la danza futurista italiana no pude tener otro fin que el de intensificar el heroísmo, dominador de metales y fundido con las divinas máquinas de velocidad y guerra”. ¡La Danza de la Ametralladora es tremenda!
El futurismo pretende “expresar el alma musical de las multitudes,
de los grandes centros industriales, de los trenes, de los transatlánticos, de
los acorazados, de los automóviles y de los aeroplanos. Unir, en fin, a los
grandes motivos dominantes del poema musical de la glorificación de la máquina y el reinado victorioso de la
electricidad”.
Y así. Escupe sobre el pasado y trata de imponer
un apogeo un tanto patético, intentaban reencontrarse con un esplendor y una
grandeza que, paradójicamente, sólo tuvieron en el pasado. Esto empezó antes de
la Primera Guerra Mundial, pero siguió hasta los años de entreguerras dando
paso a Mussolini y sus camisas
negras. El camino estaba allanado y la guerra estaba ahí nomás. Otra vez.
Este conjunto de manifiestos y textos
futuristas fue una sorpresa y una alegría. Tiene el perfil rupturista de un
texto que intenta abolir y desmerecer al pasado, para cambiar el presente e
imponer una visión de futuro. La pluma del poeta es muy buena. Remite
específicamente a una época, muy concreta. Quizás la única falla es no tener la
información de los años en que fueron publicados los distintos escritos para
seguir una cronología. Hubiera ayudado. Pero es un detalle.
Como postre, echen un vistazo a la casa
de Peggy en Venecia: http://www.guggenheim-venice.it/inglese/default.html#prettyPhoto/0/
Manifiestos y textos futuristas
F. T. Marinetti (1876-1944)
Caronte Filosofía
Caronte Filosofía
Muy bueno. Voy en busca de la Danza de la Ametralladora.
ResponderEliminarun marinetti en un museo. quiere paradoja mayor?
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