Lo primero que leemos es la descripción
de una biblioteca. Minuciosa, con la
yema de los dedos paseando por los lomos y con tiempo para algunos
títulos.
Enseguida después dice que todos los
libros tratan fundamentalmente sobre otros libros; y a lo largo de las más de
500 páginas menciona un sinfín de autores: de los que nos gustan, de los
conocidos y los eternamente recomendados.
Ideal para todos los que gustan de los
libros.
Jeffrey
Eugenides escribió sólo tres libros. Uno mejor
que el otro. Su primera incursión fue Las
vírgenes suicidas (1993), una hermosa y compacta novelita que luego Sofía
Coppola se encargaría de hacer famosa. Luego, casi 20 años después, en 2002, llegó Middlesex, un bodoque también hermoso con una historia única y muy
poco cotidiana. Aquí, La trama nupcial
es de lo más sencilla. Si hasta habla del amor como casi único tema. Y de
libros, muchos libros.
La historia comienza en la universidad
norteamericana de los ‘80, con tres jóvenes que se entrecruzan continuamente.
El personaje femenino estudia letras y los hombres buscan su futuro en la
ciencia y la religión. La ciencia, la religión y el arte. Y mucha situación
humana. Mucha cotidianeidad, y el buen relato del día a día. Uno de los mejores
puntos es cuando nos presenta la explosión de la semiótica en el mundo
universitario. Tal como pasó acá una década después Lyotard, Barthes, Baudrillard y tantos bellos y originales autores renovaron
el discurso, el análisis de los libros y de la realidad misma. Me acordé del
entusiasmo que aquí tuvieron esos textos que solo se conseguían en fotocopias
en los ’90 y no pude más que sonreír de manera socarrona porque yo también
quise dedicarme a la semiótica cuando cursaba aquellas Ciencias Sociales. Pero
volviendo a quien sí lo logró, cabe mencionar otro logro: la sencillez del tema
de este relato. En sus libros anteriores, la temática de Eugenides ayudaba a
mantener viva la atención: la vírgenes que se suicidan no son temas de todos
los días y la ambigüedad sexual de quien nace mujer y luego se transforma en
hombre sin operación alguna hacía que todo sea más interesante todavía. Pero
acá se trata simplemente de esa búsqueda de los jóvenes al ingresar al mundo de
los adultos. Uno de esos momentos de la vida donde uno toma decisiones
trascendentales sin darse cuenta siquiera y sin tomar verdadera dimensión de
las cosas que hace y de las que le espera. Sin dramatismos exagerados, con
lenguaje claro y una justa descripción. La empatía es tal que hasta me confundo
al hablar de sus personajes ficticios y de mi pasado.
Al final del libro, faltando solo dos
páginas se permite la última licencia: “podría
una novela de Austen o James terminar así?” pregunta uno
de los personajes masculinos y cuando se
sabe que la respuesta es negativa, el libro se vanagloria de su suerte.
Me gusta Eugenides. Es de los pocos
autores vivos de los que espero un libro nuevo. Espero que no se tarde tantos
años en volver a escribir otro.
La trama nupcial
Jeffrey Eugenides (1960)
Anagrama
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