Una muy buena noticia para los amantes de Copi: ¡tenemos nuevas ediciones!
Alguien se dio cuenta y ahora podemos tener los comics del gran Raúl Damonte Taborna (así era el nombre
que tenía en su pasaporte) traducidos al castellano por su propio autor (porque originalmente fueron escritos en
francés, en su mayoría para el Nouvelle Observateur).
Y no paras de reírte, de pensar y
de agradecer el hecho que se pueda comprar en cualquier librería.
En una entrada anterior contaba que durante años, si uno
veía un libro de Copi en una librería había que comprarlo. Escaseaban y eran bienes
deseados. Y con los comics era más difícil todavía; el único que pude conseguir
es una versión de 1982 de la españolísima Anagrama de Las viejas putas. Que, aprovechando la situación, volví a leer.
Según los que dicen saber, la silla es el poder. Muchos se
pelean por llegar a ocupar y detentar ese lugar. Y es por eso que la mujer
sentada no suele moverse de su sitio. Sólo en una viñeta el pollo logra
sentarse donde solemos ver a la mujer. Aunque también vemos a un pez y a un
caracol. Y cuando esto sucede, una sonrisa (o una sutil mueca) de triunfo se
vislumbra en sus caras.
Los dibujos de
Copi son muy simples. Su fuerte está en el texto, en las características de los
personajes y en esa forma de abordar el humor: directa, sin medias tintas. Busca
la subversión del sentido, la sorpresa de la frase que cambia todo de lugar. Desde
el humor más naïf hasta los más grotescos, como es este caso, funcionan de esa manera. Pero en Copi se
trata de trastocar el sentido de ese pequeño mundo doméstico que nos tenemos
que imaginar porque no hay fondo ni detalles. Esos rasgos tan elementales y
sencillos que hacen que la situación sea tan reconocible, tan cercana. Aquí
todo puede suceder. Y lo estamos esperando. Y es esa espera, esa búsqueda del
quiebre, ridículo o profundo, mala leche o ingenuo; ese leer degustando el
remate que nos va a sorprender.
También para remarcar está la relación de igualdad con los
animales: todos hablan, todos tienen sentimientos. De hecho, en algún momento el pollo aparece como el marido y la mujer sentada suele declamar el amor que
siente por él, que también se llama Copi.Todo mezclado.
Los pollos no tienen
sillas, editado en los años sesenta por Jorge Álvarez, fue el único libro que el propio Copi publicó en la
Argentina. La próxima reedición será la versión completa de La
mujer sentada, su historieta más célebre. Tendremos que esperar un poco
más. Mientras, seguimos disfrutando de lo que tenemos.
Los pollos no tienen sillas
Copi (1939-1987)
El cuenco de plata
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