El fútbol no siempre fue
bien visto. En El Rey Lear, de Shakespeare,
el Conde de Kent insultaba así: “Tú, ¡despreciable jugador de fútbol!”
*
La Argentine Football
Association no permitía que se hablara en español en las reuniones de sus
dirigentes, y la Uruguay Association Football League prohibía que los partidos
se jugaran en día domingo, porque la costumbre inglesa mandaba jugar el sábado.
*
Ramón Unzaga
inventó la chilena pero David Arellano la popularizó en 1927, en una gira de
Colo Colo por España. Después de varios goles volanderos, Arellano murió el
mismo año en el Estadio de Valladolid, por un encontronazo fatal con un
zaguero.
*
La estrella de muchos años
en el club argentino Racing, Roberto Perfumo, se fue a River Plate. Sus hinchas
de siempre le dedicaron una de las más largas y estruendosas silbatinas de la
historia:
- Me di cuenta de lo mucho que me querían – dijo Perfumo.
*
En Francia, los clubes
tenían derecho de propiedad sobre el jugador hasta los 34 años: quedaba libre
cuando ya estaba acabado. Exigiendo libertad, los jugadores se incorporaron a
las jornadas de mayo del ’68, cuando las barricadas de Paris estremecían al
mundo.
La historia del
fútbol como sólo Eduardo Galeano la puede escribir. Nuevamente utiliza su
estilo corto y asertivo, con pequeñas historias que construyen la Gran
Historia, con detalles que dicen mucho más que mil palabras. Y con una dosis de
humor e ironía que agrega más a lo que ya es mucho.
Comienza con las
definiciones de rigor y con los partícipes necesarios para entender este
deporte. Pero Galeano no define al fútbol como un deporte, sino como una pasión.
Reniega del profesionalismo actual y de la técnica por sobre el placer del
fútbol, y reivindica la alegría de jugar, la inventiva de los creadores, el
niño que todos tenemos dentro. Todos. Los que vemos por TV cómo juegan otros,
los que jugamos, las que quisieran jugar (bien o mal, no importa). Todos los
que gustan del fútbol, gustarán de este libro. Libro que fue extendido en esta
versión. Originalmente fue escrito en 1995, pero para el Mundial de 2014,
Galeano agregó textos que hablan solamente de los Mundiales: de Francia ‘98 a Brasil
’14.
Hacia el final del
libro, el autor se enfurece con el fútbol del nuevo milenio: “obediencia, velocidad, fuerza y nada de
firuletes. Éste es el molde que la globalización impone”. Aunque siempre
busca y encuentra algún jugador que sobresalga de la media, busca la elegancia,
el disfrute del juego. Aquí es donde aparecen los Zidane, Ronaldinho o Iniesta
(Messi casi no aparece. Los mundiales no son lo suyo). Alza la voz también
contra la FIFA y los burócratas del fútbol. Culpables ellos de esta
modernización donde lo único que importa es ganar, con directores técnicos que
lo único que les importa es no perder. Los jugadores son empleados, números,
precios y marcas. Juegan hasta quedar exhaustos y no son tomados en cuenta a la
hora de las decisiones. Esclavos millonarios y con cada vez menos vida útil.
Galeano se sacude
tanto enojo con mucha ironía y grandes dosis de humor. Sus recurrentes dardos
contra todo el orden establecidos logran que nos riamos mientras él sufre. Pero
encuentra palabras donde nadie encuentra. Con paciencia de poeta, define al
amor y la pasión con muchos nombres: balón, esférico, globa, proyectil. La
redonda. Cito: “Ofendidiza, no soporta
que la traten a patadas, ni que le peguen por venganza. Exige que la acaricien,
que la besen, que la duerman en el pecho o en el pie. Es orgullosa, quizás
vanidosa, y no le faltan motivos: bien sabe ella que a muchas almas da alegría
cuando se eleva con gracia, y que son muchas las almas que se estrujan cuando
ella cae de mala manera.”
Amor y pasión por
el fútbol.
Amor por la
literatura.
El fútbol a sol y
sombra
Eduardo Galeano (1940-2015)
Siglo Veintiuno
Editores
No hay comentarios:
Publicar un comentario