Qué bueno leer
autores que gozan de la libertad. El caso de Mario Levrero es un ejemplo del dejarse llevar a la hora de
escribir, de no temer por los límites que cruza (hay que someter a una niña
como él lo hace, y a través del espejo. Sin necesidad de caer en el país de las
maravillas). Pasa de la tercera a la primera persona sin avisar e interpela al
lector, haciéndolo sentir como un estúpido y pusilánime importante. Lo definen
como “raro”, con “toques surrealistas”; a mí me parece genial.
La nouvelle, que
más se parece a un cuento, es una parodia del género policial negro. Carter es
un detective que tiene muchos enemigos que lo quieren matar a cada rato, con su
programa de TV propio y un sinfín de freaks
a su alrededor: una secretaria ninfómana, un ayudante a quien lleva en su bolso,
monstruos marinos y una muñeca inflable que puede transformarse en una trampa
mortal. Luego de peripecias a granel y aventuras sin descanso, Carter se
deprime un poco y quiere ser profundo; intenta buscar su esencia y se preocupa
por su look juvenil siendo que tiene casi 70 años, con peluca incluida. Pero no
se deja vencer por detalles. Debe salvar el mundo y no puede darse el lujo de
pensar en sí mismo.
El cuento, o la
nouvelle corta, se lee en un par de horas. De un tirón. Casi que la bajada es
más larga. Porque el título original es Nick
Carter (se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo). Y ya
desde el largo título se adelanta algo de ese trastoque de las formas, de la
lógica, de lo comúnmente establecido. Igual, da una sensación de hurto que lo
vendan como un libro. El tamaño de las letras tiene que ser enorme para que
llegue a los 150 y pico de páginas. Perdonamos a Mondadori porque el texto vale por cada una de sus (gigantes)
palabras, por sus giros y por la impertinencia que tiene Levrero al escribir.
De a poco, vamos encontrando ejemplares de estos autores uruguayos que no paran
de demostrar a todo aquel que goza con la literatura que ellos también tienen
algo que decir.
Nick Carter (se
divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo)
Mario Levrero
(1940-2004)
Mondadori
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