08 diciembre 2017

Historia de un encuentro: El nervio óptico, de María Gainza




El derrotero del libro que acabo de leer fue bastante particular. Primero leí una nota en el diario que entrecruzaba pinturas, un libro y una extraña obra de teatro en un museo. Va el link porque es muy interesante: http://www.lanacion.com.ar/1961425-dialogos-analia-couceyro-y-maria-gainza-desencorsetar-el-museo. Analía Couceyro iba a llevar al teatro momentos de un libro sobre pinturas escrito por María Gainza. Couceyro es una de esas mujeres que tiene mucha fuerza en sus trabajos, posee una extraña belleza y hace rato cruza géneros y experimenta con todo lo que hace. Y lo hace muy bien, ejemplos sobran. María Gainza es una periodista relacionada con el arte de renombre indudable. La obra de teatro iba a hacer en el Museo Nacional de Bellas Artes, con localidades muy limitadas. Imposible para ir. Así que sólo me quedaba buscar el libro para ver qué me había perdido. Casi un año pasó entre la obra de teatro y mi lectura.

Gustave Courbet - Museo Nacional de Bellas Artes

Y el libro es más que interesante porque tiene una propuesta que es muy original. Mezcla la muy buena manera de escribir que tiene Gainza como periodista con la intención del narrador de ficción; con diferencias muy marcadas -adrede- y con momentos muy definidos en sus textos. Son once cuentos, con once pinturas que cualquiera puede encontrar en museos de Buenos Aires, donde mezcla un relato en primera persona con la historia o algún detalle de la obra en cuestión. A mí me encantaron los momentos que hablaba de las pinturas más que los textos de ficción. El entrecruzamiento entre ambos a veces era más forzado que otros, pero los detalles que escribe sobre los distintos cuadros hacen que uno los tenga presente y obliga a ver esos cuadros en los museos. Ya fui a ver uno de ellos en el Palacio Errázuriz y en estos días voy al Bellas Artes donde se encuentran muchos protagonistas del libro (por eso se hizo la obra de teatro allí en su momento).
Mark Rothko

Las obras y los artistas que se pasean entre la ficción y el relato periodístico son múltiples y variados: Cándido López, Foujita, Gustave Courbet (quizás lo mejor del libro: la búsqueda de palabras y sensaciones al estar frente a Courbet están muy bien logrados), Toulouse Lautrec, Rothko, Henri Rousseau, las ruinas de Hubert Robert, Schiavoni, El Greco y otros más. Todos ellos pueden ser vistos en distintos museos de la ciudad, insisto con esto porque acerca más al lector -que muchas veces también es visitante de museos- con los textos. Obliga a buscarlos por internet y preguntarse si lo recuerda o no, si lo conoce o no, si le llega lo que Gainza escribe o no.

El libro es un ejercicio necesario e interesante. Una búsqueda personal que involucra a quien lee y a quienes gustan de pararse frente a los cuadros, a quienes le apetece saber relatos o historias que están relacionados con las obras de artes y los artistas que las llevaron adelante. Cada uno tiene su propia historia, y Gainza se esfuerza por ofrecernos las suyas, siempre en primera persona y con un gran gusto por el arte.

El nervio óptico
María Gainza (1975)
Mansalva

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