Napoleón Bonaparte pierde por paliza
contra los negros de Haití. Los franceses venían a sofocar una rebelión de los
indígenas que pretendían ser libres. Ellos, que se hicieron famosos por la égalité, la fraternité y la liberté.
Todo tan francés.
Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia van a ver al repuesto Fernando VII en 1815 para ofrecerle que su hermano Francisco sea Rey del Río de la Plata, Chile y Perú. Aquí formarían una corte los criollos distinguidos ascendidos a duques, condes y marqueses. Por suerte no aceptan.
La
primera novela escrita en América se llama La
historia de Emily Montague, fue escrita por Frances Brooke y trata sobre amoríos de niñas de alta sociedad con
oficiales canadienses. Pero fue publicada en Londres. El periquillo Sarniento es la primera novela latinoamericana,
editada en México y escrita por un tal Joaquín
Fernández de Lisardi. Muy del estilo de la picaresca española, desnuda las
costumbres de todo un país y la devoran todas las clases sociales.
Buffalo Bill, el más célebre de los
vaqueros, no arreó una vaca en su vida.
Durante
40 años Perú vende doce millones de toneladas de guano a Europa. Llevaban mierda y traían mármol de Carrara,
prendas finas de Inglaterra y vino de Burdeos.
Para cuando empieza la guerra con Chile, el guano había dejado su lugar
al salitre. Y para cuando termina la guerra, Perú se queda endeudado por el
doble de lo que ganó en esos 40 años, y Bolivia sin salida al mar.
Eduardo
Galeano vuelve a dar clase de historia (y de
literatura, claro está) con esta segunda parte de su maravilloso
emprendimiento. El primer volumen comienza con la etapa precolombina y llega
hasta el siglo XVII (pueden leer la reseña en http://fernandolojo.blogspot.com.ar/2011/11/la-memoria-de-los-perdedores-la.html).
Este segundo volumen, que abarca los siglos XVIII y XIX, se refiere a las luchas
por la independencia, a los papeles que jugaron los distintos personajes de
nuestra historia (de allí el subtítulo: Las caras y las máscaras), al comienzo
de la industrialización y al día a día de todas las ciudades del continente que
siempre fueron tan parecidas y tan distintas. Como en el primer libro, el
estilo es contundente; son sólo unos párrafos para contar pequeños momentos de
la historia. Y el resultado es, una vez más, atrapante.
Más de 350 libros forman la reseña
bibliográfica de la que se nutre Galeano para escribir estos tomos. Su empeño
en contar la otra historia hace que
el lector mire las cosas de otra manera, que aquellas verdades de escuela comiencen
a convivir con otra versión. A las pocas páginas Galeano define a la Historia
(con mayúscula) como una “dama de rosados
velos , besadora de los que ganan, que se hace la distraída o enferma de
tramposa amnesia” cuando le conviene.
A veces todo es tan claro y abierto como
el sueldo anual de mil doscientas libras que le paga la River Plate Mining Association al presidente de Argentina,
Bernardino Rivadavia. La riqueza bibliográfica nos permite conocer también al
maestro de Bolívar, Simón Rodríguez,
que sentaba juntos en las aulas a niños y niñas, a ricos y pobres, y decía: “Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que
no tiene, cualquiera lo compra”. Lo echaron a patadas.
Una sociedad que abrazaba a los
libertadores con el mismo entusiasmo con que festejaba a los españoles. “Cualquier funcionario imita al rey y
cualquier fraile al Papa. En los palacios, el estuco imita al mármol, y en las
iglesias de oro y plata, el rito imita a la fe.”
Los negros y los indios son los eternos
perdedores; pusieron el pecho a las balas que no querían la independencia y luego
nadie les dio la libertad prometida. En algunos países fue peor: la ley decía
que eran libres, pero nadie hacía caso y ellos ni siquiera lo sabían. El
exterminio es un común denominador en todo el continente. También hay una gran
cantidad de personajes de importancia que no conocíamos, muchos pequeños
engranajes de esta maquinaria de la Historia. Muchos actores de esta película
que vuelve a reescribirse.
Los héroes son vistos desde sus penurias
y ahora sabemos que casi ninguno terminó bien: la mayoría mueren asesinados o
en la indigencia. Triste historia es la que nos enseña el uruguayo. Triste,
pero necesaria.
Ahora sólo resta leer el último volumen.
Eduardo Galeano (1940 - 2015)
Memoria del Fuego 2. Las caras y las máscaras
Siglo XXI
Hey! te estoy viendo en CN23 y espero que sepas que tenes tu público.... yo..... que tal vez soy sólo una hipster que se niega a autodefinirse como tal, pero que divide a las personas entre las que se blanquearon la dentadura y las que resistimos cualquier intento de consumir productos odontológicos. Caundo resignadamente te sentas al lado de una persona que considera al Pijama una prenda IMPRESCINDIBLE siento una enorme empatía con quien le explica todo lo contrario.... no afloje mijo
ResponderEliminargracias hipster!! es lo bueno de la empatía, suele aparecer en los detalles....
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