18 febrero 2014

Memoria del fuego 2: Otra lección de historia de Eduardo Galeano.


Napoleón Bonaparte pierde por paliza contra los negros de Haití. Los franceses venían a sofocar una rebelión de los indígenas que pretendían ser libres. Ellos, que se hicieron famosos por la égalité, la fraternité y la liberté. Todo tan francés.

Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia van a ver al repuesto Fernando VII en 1815 para ofrecerle que su hermano Francisco sea Rey del Río de la Plata, Chile y Perú. Aquí formarían una corte los criollos distinguidos ascendidos a duques, condes y marqueses. Por suerte no aceptan.

La primera novela escrita en América se llama La historia de Emily Montague, fue escrita por Frances Brooke y trata sobre amoríos de niñas de alta sociedad con oficiales canadienses. Pero fue publicada en Londres. El periquillo Sarniento es la primera novela latinoamericana, editada en México y escrita por un tal Joaquín Fernández de Lisardi. Muy del estilo de la picaresca española, desnuda las costumbres de todo un país y la devoran todas las clases sociales.

Buffalo Bill, el más célebre de los vaqueros, no arreó una vaca en su vida.

Durante 40 años Perú vende doce millones de toneladas de guano a Europa.  Llevaban mierda y traían mármol de Carrara, prendas finas de Inglaterra y vino de Burdeos.  Para cuando empieza la guerra con Chile, el guano había dejado su lugar al salitre. Y para cuando termina la guerra, Perú se queda endeudado por el doble de lo que ganó en esos 40 años, y Bolivia sin salida al mar.


Eduardo Galeano vuelve a dar clase de historia (y de literatura, claro está) con esta segunda parte de su maravilloso emprendimiento. El primer volumen comienza con la etapa precolombina y llega hasta el siglo XVII (pueden leer la reseña en http://fernandolojo.blogspot.com.ar/2011/11/la-memoria-de-los-perdedores-la.html). Este segundo volumen, que abarca los siglos XVIII y XIX, se refiere a las luchas por la independencia, a los papeles que jugaron los distintos personajes de nuestra historia (de allí el subtítulo: Las caras y las máscaras), al comienzo de la industrialización y al día a día de todas las ciudades del continente que siempre fueron tan parecidas y tan distintas. Como en el primer libro, el estilo es contundente; son sólo unos párrafos para contar pequeños momentos de la historia. Y el resultado es, una vez más, atrapante.

Más de 350 libros forman la reseña bibliográfica de la que se nutre Galeano para escribir estos tomos. Su empeño en contar la otra historia hace que el lector mire las cosas de otra manera, que aquellas verdades de escuela comiencen a convivir con otra versión. A las pocas páginas Galeano define a la Historia (con mayúscula) como una “dama de rosados velos , besadora de los que ganan, que se hace la distraída o enferma de tramposa amnesia” cuando le conviene.

A veces todo es tan claro y abierto como el sueldo anual de mil doscientas libras que le paga la River Plate Mining Association al presidente de Argentina, Bernardino Rivadavia. La riqueza bibliográfica nos permite conocer también al maestro de Bolívar, Simón Rodríguez, que sentaba juntos en las aulas a niños y niñas, a ricos y pobres, y decía: “Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra”. Lo echaron a patadas.

Una sociedad que abrazaba a los libertadores con el mismo entusiasmo con que festejaba a los españoles. “Cualquier funcionario imita al rey y cualquier fraile al Papa. En los palacios, el estuco imita al mármol, y en las iglesias de oro y plata, el rito imita a la fe.”
Los negros y los indios son los eternos perdedores; pusieron el pecho a las balas que no querían la independencia y luego nadie les dio la libertad prometida. En algunos países fue peor: la ley decía que eran libres, pero nadie hacía caso y ellos ni siquiera lo sabían. El exterminio es un común denominador en todo el continente. También hay una gran cantidad de personajes de importancia que no conocíamos, muchos pequeños engranajes de esta maquinaria de la Historia. Muchos actores de esta película que vuelve a reescribirse.
Los héroes son vistos desde sus penurias y ahora sabemos que casi ninguno terminó bien: la mayoría mueren asesinados o en la indigencia. Triste historia es la que nos enseña el uruguayo. Triste, pero necesaria.
Ahora sólo resta leer el último volumen.


Eduardo Galeano (1940 - 2015)

Memoria del Fuego 2. Las caras y las máscaras

Siglo XXI

2 comentarios:

  1. Hey! te estoy viendo en CN23 y espero que sepas que tenes tu público.... yo..... que tal vez soy sólo una hipster que se niega a autodefinirse como tal, pero que divide a las personas entre las que se blanquearon la dentadura y las que resistimos cualquier intento de consumir productos odontológicos. Caundo resignadamente te sentas al lado de una persona que considera al Pijama una prenda IMPRESCINDIBLE siento una enorme empatía con quien le explica todo lo contrario.... no afloje mijo

    ResponderEliminar
  2. gracias hipster!! es lo bueno de la empatía, suele aparecer en los detalles....

    ResponderEliminar