Cuando me lo regalaron pensé que un libro
de rock argentino no me iba a interesar. Pero por suerte, me equivoqué.
Mientras lo leía, aproveché y volví a
escuchar la música de Luis Alberto
Spinetta. Porque no me gustan todos Spinettas, hay unas épocas que no me
terminan de gustar tanto. Y gracias a
este libro me di cuenta de que el Spinetta que me gusta, me gusta mucho. A todo
volumen, con movimiento de cabeza y algunas frases tiradas al aire. Y eso, para
mí, es la comunión que vale la pena. No voy a rellenar espacio hablando bien de
Spinetta, no tiene sentido. Por eso
vamos al libro.
Spinetta.
Crónica e iluminaciones es una nueva edición de
un libro que salió a la venta en 1989. En realidad es una larguísima entrevista
que va año a año y disco a disco de manera cronológica. Si bien a veces es un
poco condescendiente, es una muy buena oportunidad para que el Flaco nos cuente su propia historia y
su manera de ver aquellos años. Sin dudas, el gran valor del libro es que
alguien tan poco propenso a hablar de sí mismo, aquí da rienda suelta a su
pasado. Le faltan anécdotas y un poco de contexto, pero uno se da cuenta de que
un muy joven Eduardo Berti (tenía 23
años y mucha ortodoxia encima) puso el foco en las letras de las canciones. Los
que conocen a Spinetta saben que sus letras se caracterizan por ser muy
intrincadas, difíciles de entender. Y lo bueno es que las explicaciones son tan
complejas como las letras mismas. Que el poeta juega con sus poemas como con sus
explicaciones. Una de sus mejores frases de la entrevista es: “Me siento poético, no un poeta”. Otra
buena es su explicación por la separación de Almendra: “Si el grupo no
estaba todo el día tocando e inventando arreglos de voces como los de la
primera época, mis canciones o las de cualquiera no funcionaban.” Y cuando
uno compara los primeros simples y el gran Almendra I con el segundo LP de la
banda entiende todo.
Siguiendo con la importancia de las
letras, Berti busca las influencias literarias de Spinetta. A lo largo de su
extensa carrera (1968-2010) el músico pasó por varias épocas: en los primeros
’70 remarca a Antonin Artaud con dos
joyitas: el invaluable Van Gogh o el
suicidado por la sociedad y el perturbable Heliogábalo, el anarquista coronado. Recordemos que su primer disco
solista que firmó bajo el nombre de Pescado
Rabioso se llamó simplemente: Artaud.
Unos años más adelante, las letras del disco Durazno sangrando se inspiraron en El secreto de la flor de oro, de Carl Jung y Ricard Wilhelm.
Y para la época de Spinetta Jade incursionó
con varios de los libros de Carlos
Castaneda, cuya obra más conocida es Las
enseñanzas de Don Juan. Aquí Spinetta acepta que la figura del aliado y el guerrero fueron influencias claras de Castaneda y que todo lo oculto,
la fuerza interior, lo ancestral y la madre en años luz lo acompañó a lo largo
de muchos años.
Es una pena que para esta reedición Berti
haya escrito poco para el paréntesis que hay entre 1989 (fecha de la edición
original) y 2010 (fecha de la despedida del Flaco con su público, con recital y
disco que pasó a la historia con el nombre de Spinetta y las bandas eternas. Hermoso show que tuve la suerte de
ver). Así y todo el libro se torna fundamental para los amantes de su música,
más si tomamos en cuenta una serie de poemas/letras inéditos como cierre del
libro. Otro punto a favor.
Si te gusta el Flaco, el libro te va a
gustar. Sin lugar a dudas. Por algo es un éxito en ventas.
Spinetta. Crónica e iluminaciones
Eduardo Berti (1964)
Planeta
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