Escribir una sátira de Mussolini en tiempos de Mussolini podemos
decir que es, para empezar, muy osado. O inconsciente, o suicida. Así arranca
el prólogo de este libro; con una larga diatriba del autor escrita después de la
guerra sobre el valor de haberse quedado en el país y animarse a escribir sobre
política con el desenfado con que Curzio
Malaparte lo hizo.
La historia está narrada en primera persona por el autor,
quien una tarde de cabalgata con pensamientos erráticos se cruza con Benito Mussolini y, mientras discurren
sobre temas filosóficos y políticos, aparece en el bosque un camaleón. Ante el
susto del escritor, Mussolini lo apacigua hablando de las bondades del animal y
redobla la apuesta pidiéndole que lo eduque, que le enseñe a ser humano, a
hablar: “cuando le haya enseñado a
ganarse la fama de humano, nadie lo tomará por lo que es, sino por lo que
quiera ser”, le dice el líder fascista. Y así comienza una historia de
aprendizaje (Malaparte aprovecha para hacer gala de su sabiduría de historia y
filosofía: Voltaire, Plutarco, La Bruyère, entre tantos otros), de inicios en la política (aquí es
donde su ironía se afila, aunque muchas veces quedamos afuera ya que se refiere
a personajes muy de la época) hasta que llega al Congreso de la Nación y a las
altas esferas del poder.
La elección del bicho no es casual: el camaleón, como el
político cambia de color según la ocasión (ya lo decía la vieja canción) y
juega mucho con esa otra acepción del “animal político” y, porqué no del
“político animal”
La pluma de Malaparte es muy sutil y tira frases muy buenas
al pasar. Aprovecha para mofarse de todo lo religioso (con los jesuitas es
particularmente duro y peor aún con el Papa
Pío XI, que desprende “olor a pétalos
mustios y carne podrida”)
El libro fue originalmente publicado en 1928 por entregas en
dos periódicos de la época. Pero nunca pudieron terminarlo, fue interrumpida
por el propio Duce. Uno de los
diarios tuvo que cerrar y el autor quedó fuera del sistema: los costos de
hablar de tiranía en la cara de Mussolini. Malaparte comenzó apoyando al líder
de los camisas negras en su entrada
triunfal a Roma, pero las críticas a él y otros líderes como Hitler hicieron
que, primero, comience a alejarse del régimen para terminar en la cárcel en
reiteradas oportunidades. La mala suerte era una de sus jactancias. De hecho, Malaparte no era su apellido; lo toma como contrapartida de Napoleón, que era Buonaparte.
Para reforzarlo, este libro cuenta la historia del camaleón que también tuvo
el corso. Finales parecidos tuvieron los bichos en la ficción. Y finales/fracasos similares tuvieron los líderes en la historia real.
Me fui por las ramas. El libro es original, muy entretenido
y un tanto ingenuo -como buena sátira- pero muy agudo y valiente. Pulgar arriba,
sin dudas.
Don camaleón
Curzio Malaparte (1898-1957)
Tusquets Editores
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