Stoner es uno de
esos libros que relata en una página (la primera) lo que va a suceder en las
próximas 300. Una vida entera en dos párrafos largos. A partir de allí lo único
que importa es cómo se suceden las cosas porque ya sabemos qué va a pasar.
Deleita al lector ir conociendo el ascenso, la frustración, la caída y el
derrumbe de un ignoto profesor de universidad en el centro de EEUU.
William Stoner es hosco, callado y de mirada esquiva. Sus
padres eran granjeros y pobres, por eso pensaron en la Universidad como camino
de superación. Se sorprendieron cuando su hijo decidió dejar de estudiar agronomía
y se pasó a literatura pero no dijeron nada. Se sorprendieron también cuando
decidió ser docente y no volver a la granja; pero no dijeron nada, como cuando
se enteraron que su hijo se iba a casar. Las palabras pesaban demasiado en esa
familia.
John Williams
aprovecha la historia de los personajes para contar la historia de su país: los
amigos que van a alistarse en la primera guerra mundial (los que vuelven y los
que allí cayeron), las penurias de la crisis del ’30 (la envidia y el desaire
de aquellos que no contaban con un sueldo fijo), la universidad que vuelve a
quedarse vacía y en silencio por una nueva guerra, la doble moral tan típica de
los época, los cambios culturales, la libertad de la juventud que trata de
zafarse del protestantismo estricto, calles con asfalto, autos a motor y un día
a día simple y rutinario que retrata en detalle las características de los
personajes y su nación.
El final del libro es poderoso. Cuando llega lo inevitable:
no sólo la muerte, sino el repaso de la vida. En esa primera página antes
mencionada y en las últimas se enfrenta la vida de Stoner con el resto del
mundo. Un tipo cualquiera que lucha contra sus propias convicciones en el último
tramo del camino. Que se da cuenta de que con el correr de los años ya no
importa tanto lo que antes tanto importaba. Que discurre por saber si su vida
fue un fracaso, pero lo rechaza porque le parece un pensamiento fútil. Y ahí es donde hace daño el libro, en esas
preguntas sin respuestas. ¿Para qué sirve? ¿Qué esperabas? La entrega, la
convicción, los sacrificios, los ideales, la dedicación. “Había atisbado la sabiduría, y al cabo de largos años había hallado la
ignorancia”, la trascendencia que nunca se alcanza. Un final profundo que
deja pensando y que nos acerca a ese docente, porque en ese momento es donde
todos somos Stoner. La muerte equipara todo lo que la vida se empeña en
diferenciar.
Es interesante también analizar cómo la necesidad de la
industria cultural de hoy hace que se vuelva a editar un libro de 1965. Ya sea
por falta de originalidad en los autores actuales o la búsqueda de generar más
cantidad de novelas. Al igual que los películas de cine o las series de TV,
la industria literaria dispone que grandes autores hablen de este libro como un
imperdible, lo instalan y logran que sea uno de los éxitos del año medio siglo
después de su edición original. Así de fácil. De todas maneras, en este caso el
libro vale la pena; es una gran novela.
Stoner
John Williams (1922-1994)
Fiordo
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