¡Por fin Twitter sirve para algo interesante!
La propuesta era sencilla: un canto por día. Desde el
primero de enero hasta hoy, 10 de mayo de 2018, Pablo Maurette (escritor y profesor de literatura de la Universidad
de Michigan) logró que una comunidad de lectores de todo el planeta se aboque a
leer un capítulo de La Divina Comedia cada 24 horas y escribir en Twitter sobre
lo leído.
La interacción con múltiples y diversas personas permitió
abrir el juego a un sinfín de puertas que disparaba la lectura: algunos hacían
referencia a los relatos que abundan en la Comedia, principalmente mitos de
Grecia y Roma; otros mostraban obras de arte de estos mismos mitos; otros posteaban
extractos de los Nueve ensayos dantescos de Borges o de tantos otros autores que escribieron sobre Dante, la
Comedia o la Edad Media. Los conocedores compartían sus saberes para que todos
podamos avanzar y crecer. Muy pocos, casi nadie en realidad, perdía el tiempo
con intenciones de grieta o chistes fáciles. La información fluía, unos
preguntaban y otros respondían, el debate fue siempre horizontal –como lo
proponen las redes sociales- pero abierto y respetuoso. Para los que teníamos más
que aprender que aportar, era sumamente gratificante.
La rutina era bastante estricta: primero leía mi versión de
La Divina Comedia, que en realidad nació como Comedia, lo de Divina vino
después. La versión que el tiempo trajo a mis manos es una que compré usada en
Madrid. Traducción de Ángel Crespo
para Seix Barral, pero de tapas duras que las Ediciones Orbis sacó a la calle
años después de la original. Crespo es difícil de leer porque mantiene la rima
y escribe tan tradicional que vas para atrás y para adelante muchas veces por
canto. Lo bueno de esta versión son las notas a pie de página que van poblando
el texto; porque la Divina Comedia se refiere a mucha gente de la época de
Dante: Papas, príncipes, condes, reyes, güelfos y gibelinos, mitos y personajes
de la mitología y muchas autoridades del pensamiento cristiano de la época. Son
tantas lecturas paralelas que se requiere un esfuerzo importante para entender la
primera y más importante obra escrita en lengua vulgar en Italia.
Siguiendo con la rutina, luego leía la versión que Maurette
colgaba en las redes, mucho más amena y sencilla. Por último, entrabas a
#Dante2018 en Twitter y leías todos los comentarios de un club de freaks que
leían un canto por día, tal como pidieron. Allí se lucieron personajes como Jorge Aulicino (respetado periodista
ligado a las letras y el arte), Pablo
Williams, Karina Galperín, Víctor Winograd, algunos nombres
sugestivos que no nos permiten saber su nombre y hasta el propio Maurette.
Opinaban, comentaban, aportaban. Un placer. La variable de cuánto estabas
dispuestos a invertir en LDC estaba en esta etapa. O ibas rápido a ver qué
escribían lo que aportaban o paseabas y leías. También estaba la opción de
escuchar (porque había mucha música que se proponía) o repasabas obras de arte
que surgían de toda la mitología que Dante agregó al credo cristiano. Creo
poder afirmar que el punto fuerte de esta experiencia fue subir unos peldaños
en el entendimiento de este bodrio de la literatura universal. Fueron ellos,
los que saben, los que llevaron esta lectura generalizada a lugares donde
muchos no podíamos acceder. Porque esta relectura llegó mucho más lejos de mi
primera vez con Dante. Hace más de 15 años leí por primera vez esta obra
monumental, dejando sin conocer al Paraíso y entendiendo muchísimo menos de lo
que pude percibir en esta aventura diaria.
William Blake fue uno de los autores más citados |
No voy a opinar ni comentar absolutamente nada de la obra
porque no creo que sea el punto importante. Para eso hay gente mucho más idónea
que yo. Solo quiero rescatar esta manera colectiva de lectura que logró
vínculos virtuales pero fuertes, y resultó una propuesta muy de nuestros
tiempos para un libro escrito hace siete siglos.
#Dante 2018 va a quedar como el inicio de
una nueva forma de leer.
Salud Danteros.
La Divina Comedia
Dante Alighieri (1265-1321)
Ediciones Orbis
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