Voy a ganarme un par de enemigos, pero el libro que acabo de
leer me aburrió.
Desde el título nos avisan que es una historia verdadera y lo que Philip Roth nos propone
es un minucioso racconto de todas
las etapas que van desde el conocimiento de la enfermedad terminal de su
octogenario padre hasta la misma muerte. Un tema muy difícil. Pasa por todos
los estadios: la búsqueda de una solución, el drástico cambio de la relación
(quién cuida a quién), los médicos, las operaciones, la vergüenza de la
decadencia física del padre (desde no controlar su cuerpo -con pis y caca
incluido- hasta no poder comer o caminar) y culmina con la espera de lo
inevitable. Pero no pasa de una simple descripción de los hechos. No se toma la
molestia de generar empatía entre el lector y su padre o su hijo, el autor. La
repetición de los temas de conversación del padre, todos los viejos repiten lo
mismo hasta el hartazgo, no llega a tener efecto alguno. Es más, traba el
relato. No hay otras tramas o sub-tramas que abran el juego u oxigenen, aunque
tampoco logra un clima asfixiante. Todo muy frío, poco sentido.
La última frase del libro reza: no hay que olvidar nada. Y para mí ahí está uno de los problemas del libro. No hay vuelo, es
más un diario íntimo que sirve para expiar culpas y dolores, que literatura.
Por no olvidar nada, nos cuenta una enumeración de sucesos médicos y reacciones
sentimentales mechados con un poco de historia de Newark (New Jersey) y los
judíos en Norteamérica. Prefiere marcar el territorio antes que dibujar el
mapa.
Ahora es el momento donde me abrazan los temores y digo: ojo
que este libro fue galardonado con el National Book Critics Circle Award, ojo que este hombre se cansó de ganar premios,
prestigio y dólares, ojo que es el único libro que leí de Roth. Pero bueh, me
aburrió. Recién al final, cuando el desenlace se nos viene encima gana algo en
emoción y dolor. Pero inclusive ahí, tampoco tanto.
Obviamente, tendré que leer otro, pero será uno de sus
llamados éxitos literarios. Que son muchos. De memorias ya estoy hecho.
Patrimonio. Una historia verdadera
Philip Roth (1933)
Seix Barral
Siempre quise hacer un espacio de reseñas, pero desconfío de mis lecturas. Me voy a pasar a ver qué opinaste de La Sangre Derramada que leí hace poco. Un abrazo. Y el de Foucault intriga. Este no me vendiste muy bien la reseña desde el principio jaja. Saludos.
ResponderEliminarno desconfíes! dale para adelante!
Eliminar