04 octubre 2011

Las ratas están por todos lados. Copi


Cada vez que veo un libro de Copi lo compro. Me quedó esa costumbre de cuando era un autor casi desconocido; no como ahora, que hay a mano reediciones, antologías y cuentos completos. Antes, si veías alguno, lo agarrabas rápido mientras seguías paseando por la librería.

La conjunción de este gran personaje es infalible: nieto de Natalio Botana; nacido en el exilio -pero cuando todos volvieron, él se quedó en Paris-; con cuentos llenos de locas, transexuales y marginales; grandes dosis de ironía; y con historias que no se preocupan por sintaxis ni gramáticas. Hizo de todo: novelas, cuentos, teatro, comics....

Habiendo tantas ratas por ahí, había que leer el libro. Porque casi todos los personajes de Copi tienen algo de rata, algo de ese egoísmo que hace que no duden en cagar al otro si es necesario.

Pero La ciudad de las ratas tiene una gran diferencia con el resto de los libros de Copi: no tiene ninguna referencia a la Argentina o al argentinismo. Porque él siempre fue una argentino viviendo en París; o sus historias transcurren en Argentina o sus personajes son argentinos. Siempre. Salvo acá.
Acá son ratas parisinas, que viven una historia muy extraña (para variar) con cruces fieros con los humanos, con el Dios de los hombres y con el resto de los animales. Sin contar algunos adefesios como un atún con patas de cerdo, o el sapo con cola de pavo real, o el grifo “tal como es un grifo”.
Y el resultado es dispar, quizás porque cuesta la identificación, por su pretensión de tomar al género humano (o al francés, a secas) como punto de partida y de llegada. Acá no hay argentinos, hay muchos guiños a la Revolución Francesa, la Cité de París, a la Guerra Fría, al afán de conquista de los países centrales y demás. Pero ni un choripán, ni un peronista o una mención a Buenos Aires. Y ahí cuesta más.
Sin duda, su mejor momento es cuando se cruza la Corte de la Ratas con el Dios de los Hombres. El relato del descontrol que hicieron Adán y Eva en el paraíso y el final de la discusión son brillantes. De lo mejor del libro.

Si van a atreverse a Copi, aconsejo empezar con libros como La Internacional Argentina, El baile de las locas o la obra de teatro Eva Perón (no apta para ultra peronistas sin vuelo). Luego de esa panzada, avanti con La ciudad de las ratas. Porque Copi no defrauda.

El dato inútil: Copi es el seudónimo de Raúl Damonte Botana. Ah, y si encuentran el comic Las viejas putas, vayan directo hacia él, a los codazos (para mí es mejor que su famosa Mujer sentada). Y de eso, todavía no hubo reediciones ni nada.


La ciudad de las ratas
Copi (1939-1987)
El cuenco de plata