02 noviembre 2014

Manifiestos y textos futuristas, de F. T. Marinetti. La velocidad y la guerra como banderas.

Lo compré en una librería de usados de la calle Montevideo, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Lo vi sobre una mesa de saldos y no dudé.
La propuesta visual de los futuristas me gusta hace mucho, pero la primera vez que vi varias obras juntas de esta corriente, me di cuenta que estaban intentando decir algo, que había un sentido y un estilo. Fue en la casa-museo de Peggy Guggenheim, en Venecia. A partir de ahí formaron parte de mis amigos favoritos del arte. Pero no sabía que había tras sus obras, no sabía de sus bases ni sus ideas. Ahora sí lo sé, gracias a este pequeño gran librejo.

El movimiento futurista fue una corriente de vanguardia que nace en Italia, justamente con este manifiesto escrito en 1909 y publicado en el diario Le Figaro. Rechaza a la tradición y al pasado, y enaltece el movimiento, la velocidad, la acción y el dinamismo de las ciudades modernas.
Filippo Tommaso Marinetti es perfecto para escribir un Manifiesto. Impertinente, sarcástico,  filoso y, por encima de todo, muy provocador. Sus frases son buenas. Aquí van algunas:

La más conocida: “un automóvil de carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia” (el ejemplo por definición de la belleza clásica)

“Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, la acción destructora de los anarquistas, las hermosas ideas que matan y el desprecio a la mujer”. Un vehemente

Es casi gracioso cuando relata una de sus “intervenciones” de una obra de teatro en Nápoles. Se paraban delante de la gente, sobre el escenario, e insultaban a la platea mientras declamaban su manifiesto. Los arcaicos y obsoletos del público se divertían tirándoles todo lo que tenían a mano. En una de esas, vuela una naranja y Marinetti la agarra al vuelo, la monda y se la come mientras esquiva objetos más contundente y recita barbaridades. El público se da vuelta y comienza a aplaudirlo, y él en vez de ser generoso con ellos, vuelve a insultarlos a todos, peor que antes. El efecto no pudo ser mejor: terminó en andas de la multitud por las calles napolitanas con cientos de personas aclamando el futurismo, el anticlericalismo y la guerra contra los austro-húngaros.

Hay manifiestos de teatro futurista; de literatura, de poesía (Marinetti supo ser un gran poeta), de danza, de pintura, de música y otros más. Todos ellos tienen algo de interesante: en literatura proponían destruir la sintaxis, elegir los sustantivos al azar, y abolir los adjetivos y adverbios; el teatro debía de ser brevísimo, con actos de pocos segundos, “una gimnasia que entrenará el espíritu de nuestra raza a las veloces y peligrosas audacias futuristas”; “la danza futurista italiana no pude tener otro fin que el de intensificar el heroísmo, dominador de metales y fundido con las divinas máquinas de velocidad y guerra”. ¡La Danza de la Ametralladora es tremenda!  
El futurismo pretende “expresar el alma musical de las multitudes, de los grandes centros industriales, de los trenes, de los transatlánticos, de los acorazados, de los automóviles y de los aeroplanos. Unir, en fin, a los grandes motivos dominantes del poema musical de la glorificación de la máquina y el reinado victorioso de la electricidad”.
Y así. Escupe sobre el pasado y trata de imponer un apogeo un tanto patético, intentaban reencontrarse con un esplendor y una grandeza que, paradójicamente, sólo tuvieron en el pasado. Esto empezó antes de la Primera Guerra Mundial, pero siguió hasta los años de entreguerras dando paso a Mussolini y sus camisas negras. El camino estaba allanado y la guerra estaba ahí nomás. Otra vez.

Este conjunto de manifiestos y textos futuristas fue una sorpresa y una alegría. Tiene el perfil rupturista de un texto que intenta abolir y desmerecer al pasado, para cambiar el presente e imponer una visión de futuro. La pluma del poeta es muy buena. Remite específicamente a una época, muy concreta. Quizás la única falla es no tener la información de los años en que fueron publicados los distintos escritos para seguir una cronología. Hubiera ayudado. Pero es un detalle.

Como postre, echen un vistazo a la casa de Peggy en Venecia: http://www.guggenheim-venice.it/inglese/default.html#prettyPhoto/0/


Manifiestos y textos futuristas
F. T. Marinetti (1876-1944)
Caronte Filosofía