10 julio 2014

Washington Cucurto, un alias de lo marginal: 1999.


Curioso personaje Washington Cucurto. Se destaca en el horizonte de la poesía por su origen y su posición frente a lo establecido, ofreciendo la copia como método. Parece que primero imitaba a Perlonguer, luego a Casas y así. Pero como a mí todo eso me supera un poco, porque no puedo diferenciar estos estilos con tanta puntillosa puntualidad, me quedo con lo que leo. Y sin referencia, sin un espejo donde se proyecte, a veces el texto toma otros caminos. Así y todo, me gustó. Se lee algo auténtico y, si bien no siempre resuelve por completo a mi gusto, logra transmitir esa voz particular que se consigue con el correr de los años y de los libros. De la copia, crea un estilo. 
El personaje del lumpen le cae muy bien. Repositores de supermercado, prostitutas dominicanas, buscas del Once y amantes de la mejor cumbia peruana. Todo muy marginal.

Cucurto es Santiago Vega. Y muchas cosas que le pasan a uno, se le ocurren al otro; aunque también comparten: la esposa paraguaya, los hijos y la seducción por un mundo, para muchos, oscuro y lejano. Pero todo lo de Washington es más zarpado, excesivo, mal pensante. Los negros, la falopa, los barrios con barro y esos personajes que muy pocos elijen para el relato o el poema.

Vega también lleva adelante ese emprendimiento llamado “Eloísa Cartonera” que recicla cartones y los transforma en libros, que une a los artistas con los cartoneros. Sin ir más lejos, este ejemplar que tengo en mis manos es uno de ellos. Y haciendo un paralelismo simplón, podemos decir que Vega/Cucurto siempre fue por ese camino: de algo que nadie usa ya (salvo algún cartonero para conseguir monedas) o donde nadie ve algo valioso, él/ellos encuentra/n el material para sus proyectos.

El libro es un viaje a través de los años de este alter ego. Arranca a toda máquina con Zelarrayán, un exceso salvaje y mal hablado al mejor estilo Lamborghini, que sacude con fuerza al lector. Sigue con La máquina de hacer paraguayitos, muy buena pintura del Once y sus personajes marginales (al igual que Hatuchay o Como un paraguayo ebrio). Luego unos inéditos un tanto dispares, comics y otras cosas sueltas. Muy buena experiencia, muy interesante la búsqueda del autor y gran personaje el alter ego de Cucurto.

1999

Washington Cucurto (1973)

Eloísa Cartonera