25 noviembre 2016

Los ojos del Che, de Marcos Gorbán


Encontrar algo nuevo para contar sobre el Che Guevara es uno de los méritos de este libro. Marcos Gorbán nos presenta a un personaje nuevo, que nadie conocía: Fernando Escobar Llanos. Este hombre, militante del Partido Comunista Argentino se jacta de haber sido “los ojos” de Guevara, el que le hacía la logística previa a la acción. Lo conoció en Uruguay cuando era Ministro de Industria de Cuba en 1961, y luego estuvo en África, antes de que el Che y otros 60 cubanos intenten en vano exportar su revolución; en Praga, esperando a un agotado y derrotado Comandante que luego volvería a Cuba y en Bolivia antes de su última aventura.

Escobar Llanos, que tenía otro nombre en el pasaporte, tenía que ser invisible; sólo Fidel Castro y unos pocos de máxima confianza sabían qué hacía. El problema que tiene Gorbán al realizar su investigación es que le cuesta mucho constatar si este espía dice la verdad. Las opciones son claras: o está inventando todo, con un discurso muy verosímil y posible o hizo las cosas tan bien que no hay forma de corroborar sus dichos. Y aquí entra en juego otro gran mérito del libro: el autor relata todo lo que le va pasando: los problemas con que se encuentra, los errores que comete, los logros que va teniendo, las dudas que tiene y la información que va confirmando. Es un crónica, donde los lectores vamos a la par que el autor. Y no parece extraño: Gorbán es un reconocido productor de TV, que ha hecho un sinfín de éxitos (Gran Hermano, Operación Triunfo, Combate y un largo etcétera) que se relacionan con el concepto de “reality show”. Y acá repitió la fórmula: todo lo que le iba pasando, lo fue plasmando tal cual iba sucediendo. Como si fuera un “minuto a minuto”. Mezclando todo. Porque el libro va tejiendo también otra historia: la suya. Escobar Llanos conoció a la familia de Gorbán, afilió al tío al PC, fue atendido por el Dr. Gorbán (padre) cuando necesitó un médico que no haga preguntas y cuando las medicinas eran escasas. Hasta manejó el auto de la familia y le tiró onda a la madre. “Se me tiró el lance” recuerda la madre y no como algo jocoso. A través de su investigación el autor desanda y desanuda historias desconocidas de su propia familia, historias que le ayudan a creer en su investigación porque casi todo lo que recuerda el viejo espía termina siendo verdad.

El momento crucial del libro son las entrevistas en Cuba. Gorbán viaja hasta allí para tratar de chequear los dichos de su personaje con la gente cercana al Che que vive aún en la isla. Muchos de los viejos revolucionarios se han muerto y allí busca a quienes puedan ayudarlo. Es de lo mejor del libro, los ya ancianos hombres de acción tienen anécdotas y recuerdos muy preciados, con una jovialidad y un respeto a la Revolución que conmueven. Pero no voy a contar el desenlace por motivos obvios.

El libro se lee rápido porque es de fácil lectura y atrapa a las pocas páginas. No deja de lado a aquellos que no conocen la historia del Che Guevara y no se queda con la imagen pop del mito que venció al idealista. Es crudo, directo, por momentos divertido y hasta emotivo. Es un lindo viaje y hasta puedo llegar a presagiar una segunda parte, porque todavía queda tela para cortar.

Los ojos del Che
Marcos Gorbán (1968)
Sudamericana