26 noviembre 2018

Manifiestos de Vicente Huidobro



Siempre tuve debilidad por los manifiestos. Siempre admiré a aquellos artistas que sentían la necesidad de dejar escrita su postura sobre cómo tenía que ser el arte. Ni más, ni menos. Respeto ese tipo de osadías.
Los primeros años del Siglo XX fueron surcados por tantas corrientes nuevas como manifiestos: los surrealistas, los futuristas, los dadaístas y varios más. En este libro, surgido de las profundidades de Latinoamérica -aunque escrito en París y originalmente en lengua francesa- nace el manifiesto del Creacionismo, de la mano del poeta chileno Vicente Huidobro.

Pongamos en contexto antes de seguir avanzando: Huidobro era un aristócrata que de muy joven comenzó a publicar. A los 22 años ya tenía cuatro poemarios, a los 23 en el Ateneo de Buenos Aires expone sobre el “Creacionismo” y a partir de allí comienza esta nueva tendencia que lo lleva por el mundo a predicar su nueva visión del arte: el poeta ya no tiene que imitar a la realidad, ahora puede crear su propia realidad. Su propio mundo, su propia Naturaleza. Y de ahí viene la comparación del poeta como un pequeño Dios. “No he de ser tu esclavo, Madre Natura; seré tu amo. (…) Yo tendré mis árboles que no serán como los tuyos, tendré mis montañas, tendré mis ríos y mis mares. Tendré mis cielos y mis estrellas. (…) Mis ríos y mis árboles son los míos y no los tuyos y no tienen por qué parecerse”.

El libro original se editó en 1925, eran nueve manifiestos en total (aunque en esta versión se le agregan otros nueve artículos que siguen la línea del creacionismo).  Muy amigo de la polémica y la crítica dura, el manifiesto exige una ruptura con lo que se viene haciendo, tildando lo actual de vetusto. Huidobro se sitúa en contra de los surrealistas con su escritura automática, los sueños como fuente de inspiración y el cadáver exquisito, aunque lo haya practicado con Tristan Tzara y Picasso. Una característica buena del libro es cómo se jacta Huidobro de codearse con los grandes popes de la cultura de la época: Eluard, Miró, Juan Gris, Apollinaire y varios más. También hay cierto encono con otras vanguardias que estaban en paralelo al creacionismo. A los futuristas le manda este mensaje: “los poetas que creen que porque las máquinas son modernas, también serán modernos al cantarlas se equivocan absolutamente”. Hay muchos que sufren los golpes de Huidobro, hasta Walt Whitman, de manera un tanto gratuita por cierto: “la espantosa Biblia industrial de los Estados Unidos”.
Define una y mil veces a la poesía: “la poesía ha de ser creada por el poeta, con toda la fuerza de sus sentidos más despiertos que nunca”. “Un poema es solo tal, cuando existe en él lo inhabitual”. Aunque se le nota su carácter aristócrata cuando dice que la poesía no es para todos.

Huidobro es un pilar fundamental de la literatura latinoamericana. Un tanto olvidado dentro y fuera de Chile, estos manifiestos son una oportunidad para situarlo en el lugar que se merece. Autor prolífico, probablemente Altazor y Temblor de cielo sean sus libros más conocidos, en estos textos se dedica a criticar con alta ironía lo ajeno y a vanagloriar lo propio como una verdad. Así son los manifiestos, un tanto mesiánicos con un toque de pedantería. Pero valen la pena.

Manifiestos
Vicente Huidobro (1893-1948)
Editorial Mago