14 noviembre 2013

El spleen de Paris, Baudelaire para todos.



De a poco voy sumergiéndome en la obra de Charles Baudelaire y ya tengo ganas de irme a los lugares más comunes: majestuosa, brillante y términos similares. 
Desempolvé la vieja edición de Aguilar de la Obras Completas con hojas tipo biblia del gran francés y me topé con esta obra, una obra de arte. Los que saben dicen que estamos frente al origen de los poemas en prosa. De hecho, como fue publicado post mortem, hay ediciones que titularon a este mismo libro como “Pequeños poemas en prosa”.
Son cincuenta pequeños textos más que buenos. Una poesía que fluye con cadencias que se llevan muy bien con el sentido que proponen. Si bien la prosa a veces está por sobre la poesía, tanto en prosa como en poesía Baudelaire le saca lustre a las palabras y los límites de una cosa y la otra a veces son difusos. Pero es indudable que el carácter de prosa lo hace más gentil a la hora de abordarlo. Muy lejos está de lo intrincado y lo difícil; el Spleen se lee de corrido y tiene momentos profundamente bellos. Aquí no hay naturaleza, ni introspecciones exageradas. Pasa más por lo ingenioso y la ironía -esa hermosa forma de decir verdades-, hay un dejo de melancolía (una de las acepciones de Spleen en francés) que recorre el texto entero. Una tristeza por el mundo moderno en que se vive, con desigualdades, injusticias y una gran dosis de hipocresía. Sin mediar duda, a leer un poema que se llama : A la una de la madrugada: http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/fran/baudelaire/a_la_una_de_la_manana.htm . Un canto al suplicio.

La cantidad de frases e ideas perfectas son muchísimas: “El arte es superior a la naturaleza. Ya que podemos reformar, corregir y embellecer a la naturaleza según nuestros ensueños….”. Hay detalles, hay enumeraciones, hay personajes. Y toda una época en una gran ciudad. Una forma de pensar, de ver las cosas y de vivir. Ya lo dice él mismo: “Los poetas y los filósofos se sienten inclinados irresistiblemente hacia todo lo que es débil, huérfano, arruinado, abatido. Y no hacia la dicha de los ricos.” El odio hacia los ricos lo hace más radical aún, y cuando la melancolía se transforma en rabia tenemos a Baudelaire caminando por el lado salvaje de Paris: con prostitutas, vicios y arte, mucho arte. Como dice el gran verso suyo (en prosa, eso sí): Embriagaos: “Para no ser esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos; ¡sin cesar embriagaos! De vino, de poesía o de virtud, a vuestro antojo.”

El spleen de París
Charles Baudelaire (1821-1867)
Aguilar