03 abril 2019

Regreso a Ítaca, de Leonardo Padura y Laurent Cantet




No tuve un buen comienzo con Leonardo Padura. Muchos buenos comentarios había escuchado sobre él y varios amigos/conocidos me lo habían recomendado. Inclusive, en casa ya había un libro de él, ¡pero justo tuve que empezar por éste!
Regreso a Ítaca no es un libro, es un guión de una película de cine. De ahí que aparezca el nombre de Laurent Cantet, laureado director de cine francés y ganador de varios premios, que llevó al cine el texto que tuve entre manos. Padura escribió el guión basado en distintos fragmentos de un libro que escribió en su momento: La novela de mi vida. El director le pidió a Padura que lo pase a guión cinematográfico y juntos lo iban corrigiendo y cambiando cosas.

Un guión de cine dista muchísimo de ser literatura. Es un mero instrumento para que el director luego haga su película. Hay un sinfín de detalles que no encontramos, de ausencias de recursos literarios (por citar: no hay descripciones literarias, las que hay son técnicas, sin vuelo. Solo para marcar cosas), no sabemos qué piensan los protagonistas, qué sienten y una larga lista de etcéteras.
Igual, le di una oportunidad. Primero, y a modo de prólogo, el director francés cuenta cómo fue el proceso de escritura y ahí nos enteramos que no eran solamente ellos los responsables del guión, sino que también la esposa de Padura estaba involucrada.
Luego vino el guión en sí. Plano, llano, sin grandes sobresaltos. Pero no es un problema del escritor, el estilo o la trama, sino por todo lo anteriormente mencionado. Un guión se escribe de otra manera.
La trama del guión se basa en una noche en una azotea de La Habana, donde cinco personajes hacen un repaso de sus vidas (y de Cuba también). El encuentro de los viejos amigos se debe a que uno de ellos está en la isla de visita, luego de varios años recluido en España. En esa terraza están las distintas formas de ver y vivir en esa complicada y hermosa isla. Está el convencido de la revolución (con su paso por la Guerra de Angola y todo), el que se cansó de las privaciones que allí se viven, el político corrupto, el tibio y el que decidió irse. En el medio hay un par de cosas que Padura nos va contando y el final es bueno, con un giro inesperado. Ahí se nota la calidad del autor, porque esta vuelta de guión no estaba en su libro original, sino que fue concebido para la película.

Pero eso no es todo. Estamos apenas pasando la mitad del libro, en el tercer capítulo que Padura define sutilmente como Secuencia, dándole un toque cinematográfico…
Aquí es donde se le nota un poco más la hilacha y se queja de que su película no pudo ser presentada en el Festival de La Habana. Aduce que fueron excusas burocráticas, que nadie se animó a decirle que su película era incómoda por los temas que trataba, etc. Finalmente pudo ser estrenada al otro año en Cuba y galardonada con una larga ovación con el público de pie.
Luego se pronuncia en contra del oficio de guionista, pero lo defiende diciendo que la paga es muy buena. Seguido a esto, menciona otro proyecto en el que estuvo involucrado: Siete días en La Habana, una película compuesta por siete cortometrajes, dirigidos por siete directores. La idea original era que este guión sea parte de esta película, pero el director le propone hacer un largo ya que se estaban perdiendo muchas cosas por el poco tiempo del formato. Así y todo, en el libro también está ese guión, el que no fue; muy abierto, por cierto. Quince páginas. Y para que todo quede bien claro, luego están los fragmentos del libro original (La novela de mi vida) que fueron la base de ambos. Otra vez. Un poco mucho para mí.

Para cerrar, no fue sorpresa cuando vi una serie de Netflix llamada Cuatro estaciones en La Habana, escrita por Padura y basada en el personaje que lo hizo famoso: el policía Mario Conde, que tenía varios amigos que se parecían bastante a los arriba mencionados. Tanto que hasta podrían haber estado en esa azotea que leí tantas veces en el mismo libro.
Pero ¿quién puede juzgar al éxito y a lo que obliga a quienes llegan al mismo? Ahora le toca el turno a los libros, no más guiones. Ni de Padura ni de nadie. Aunque sea por un buen rato.

Regreso a Ítaca
Leonardo Padura – Laurent Cantet
Tusquets Editores