Este es el
segundo libro de Alberto Laiseca, el
primero y único de cuentos en su carrera. Laiseca es un autor de culto que se
mandó una obra monumental de 1.300 páginas para dejar de ser, justamente, de
culto. Los Soria -así se llama el
Gran Libro- ya aparecen en estos cuentos (así como Sebregondi y los Tadeys
acompañaron en sus páginas siempre al otro autor que ya dejó de ser de culto: Osvaldo Lamborghini). Los relatos de
este libro están habitados por un sinfín de personajes extravagantes que entran
y salen de este mundo asfixiante, pseudo-militar, de humor negro y trasgresor
que Laiseca compone y saca a la luz en 1982. El libro es muy de los ochentas. Con
ese delirio de propuestas exageradas, que se anima a reírse de la muerte que el
Estado amparaba y llevaba adelante en aquellos años oscuros. No sólo en
Latinoamérica, sino en el mundo entero. Un detalle importante: los cuentos están
unidos entre sí, inclusive algunos dan pie al que sigue. Como si fuera un único
y gran relato envuelto en forma de cuentos.
La violencia del
libro arranca en los países árabes, donde las técnicas de tortura se mezclan
con adoraciones al Profeta (con mayúsculas), en busca de la Verdad (otras mayúsculas);
para después adentrarnos en un mundo lumpen y futurístico, una versión del futuro
más cercano al pasado tipo Blade Runner,
pero con crotos comiendo salame. Y de a poco, va planteando un poder propio,
una Tecnocracia (insisto con las Mayúsculas) feroz, impasible ante el ejercicio
de la violencia, implacable. Aquí el Supremo (ídem con la S) regula todo. Con esa
idea de totalitarismo que consumíamos (y sufríamos) en esa época. Hasta se
anima a pensar una nueva idea de la solución
final, que arranca con una cita de Rudolf
Hoess en Auschwitz e intenta
mejorar el uso del espacio para los cadáveres que salen de los campos de
concentración. Hoy es difícil que alguien se ría de eso, difícil que se anime a
plantearlo como tema siquiera.
Siguiendo con la Segunda
Guerra Mundial, Laiseca busca en otro cuento el centro de gravedad, cuando las
fuerzas de Hitler y de Stalin se encontraban en igualdad de condiciones. Tuvo
que haber un momento exacto donde cualquiera de los dos podía ganar. Y encuentra
“el día, la hora e incluso el segundo en
que la batalla (de Stalingrado) y por
lo tanto la Guerra y la situación de Europa en el siguiente milenio, no estaba
ganada ni perdida; con todas las fuerzas en absoluto equilibrio”. Aquí descubrimos
que el desequilibrio fue culpa de un alemán que no estuvo a la altura de su
destino histórico. Si hubiera salido de su búnker y matado a un soldado soviético
que atacaba en ese momento, esto hubiese desencadenado una furia patriótica que
habría desplazado el centro de gravedad hacia el triunfo irreversible del Führer.
Todo esto narrado por el Supremo Dictador, fanático de Hitler, que es
interrumpido por su idishe mame que
le trae unos béigalaj de queso, schtrudl y milj (strudel y leche) justo antes de tomar la decisión de la
batalla final.
Pero también hay otros
temas muy distintos: el científico que se propone viajar a través de los tornados,
el prisionero que logra un estado superior al asumir su sentencia (un gran
relato), Golpes de Estado, un acoso psicológico de un marido muy intenso, y varios
más.
Desde el título
ya podemos definir al libro de Laiseca: violento, pero con humor; la imagen de dar
muerte a enanos -en plural- a garrotazos ya de por sí es fuerte, pero causa
gracia. De hecho, el último cuento son dos personajes que escriben sendos libros
en condiciones infra humanas y buscan un título. Excusa sin igual para pasar
por libros y autores, para mofarse de algunos y rendirse a los pies de otros.
Laiseca va
dejando de ser ese autor de culto para transformarse en un personaje de la
literatura (hasta tuvo un programa de televisión sobre cuentos de terror: https://www.youtube.com/watch?v=BeatD1AiRfo
). Ya está, ya comenzó a instalarse de a poquito en las bibliotecas. Y de ahí,
nadie lo va a sacar.
Y todo, por mérito
propio.
Matando enanos a
garrotazos
Alberto Laiseca (1941-2016)
Gárgola
hola! un grande Laiseca en sus relatos, sera todo un placer buscarlo porque nos puede gustar mucho, gracias!saludosbuhos
ResponderEliminarGrande Buho! Saludos y a seguir leyendo!
EliminarMe acaba de llegar el libro.Cuento los segundos para deleitarlo.
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