15 diciembre 2016

Wassily Kandinsky, Punto y línea sobre el plano.

Todo comenzó con el punto, el elemento primigenio. El inicio y el fin, hasta para la escritura que lo utiliza al terminar una frase. Kandinsky lo “libera” de la esclavitud “práctico-funcional” y lo coloca sobre la superficie. A partir de aquí hay una colisión, y la base está fertilizada. Luego le sigue el tamaño del punto, la intensidad. Hasta que aparece la línea, y todo se hace más complejo porque entra en juego la tensión. La línea trae al ángulo y el ángulo se puede transformar en círculo por la fuerza de esa tensión. A esto se le agregan los elementos cálidos y fríos y los colores que acompañan. Y en paralelo está la música y el ritmo. Por último aparece el plano básico, la superficie que abarca el contenido y que recompensa a los elementos propicios si son colocados en el lugar propicio. A lo largo de estas páginas se enumeran un sinfín de estímulos que nacen de un sencillo y elemental punto. Una verdadera maravilla.


Wassily Kandinsky escribe este hermoso libro en 1926, mientras daba clases teóricas en Weimar en la Escuela de la Bauhaus y trece años después de que aparece “Sobre lo espiritual en el arte”, su primer manifiesto que tuve el placer de tener entre mis manos (http://fernandolojo.blogspot.com.ar/2011/08/vassily-kandinsky-y-la-crisis-de.html). Es fundamental haberlo leído antes para entender mejor a este. “Sobre lo espiritual…” es más sencillo, más introductorio; mientras que aquí la teorización es más profunda, más difícil. Está escrito pensando más en aquellos que realizan las obras de arte que en los que simplemente las gozamos.  
Para Kandinsky la pintura, tal como la música y otras disciplinas artísticas, debía poseer una teoría. En su primer libro reflexiona sobre los entes cromáticos y aquí convierte a las formas primarias puras en entidades vivas. Así es como el triángulo está relacionado con el amarillo, el cuadrado con el rojo y el círculo con el azul. La línea horizontal es fría (como la muerte) y la vertical cálida (como la vida).
El libro fue editado para ser estudiado, es cómodo y práctico para ir y volver sobre la gran cantidad de conceptos que va desarrollando. A los costados están los títulos de los temas, hay muchos gráficos (también figuras, formas, cuadros o fotografías) que aclaran los ejemplos y al final cuenta con un apéndice de ilustraciones que aclaran mucho también.


El arte abstracto no es una imagen repleta de rayas y formas hechas al azar. Kandinsky  explica el sentido del arte para que cuando nos plantemos frente a una obra entendamos de una vez por todas que todo tiene un porqué y un cómo. Que no es un mamotreto de un niño de jardín de infantes. Aunque aquellos que no quieran verlo, nunca lo entenderán.

Punto y línea sobre el plano
Wassily Kandinsky (1866-1944)
Ediciones Libertador