Este es un libro que no tenía que llegar a mis manos, pero aún así, aquí
estoy con él. No hubo ninguna intención de buscarlo o conseguirlo, nunca había oído
sobre su autor siquiera: Matías Celedón.
Pero por una de esas situaciones que surgen de repente, hizo que me lo presten.
Casi como una excusa, lo tomé y me lo llevé a mi casa. Había que leerlo y lo
leí y luego lo releí, porque es muy corto. Y un tanto extraño también.
Es extraño porque La filial es un
libro distinto desde el formato mismo: está escrito con un sello que tiene un
máximo de 90 caracteres. En cada página vemos frases cortas con el mismo estilo, imitando una hoja sellada a la vieja usanza. Repito, máximo de 90 caracteres; menos
que un tuit. La versión original estaba timbrada con un sello marca Trodar 4253 sobre un libro de actas. Así cobra mucho más sentido. De esa
edición se hicieron solo cinco unidades, a mano. Un auténtico objeto de arte que
luego se editó y se transformó en libro.
Pasando ya al contenido, el relato se centra en un apagón que ocurre en una
filial que parece ser de una fábrica y debido a ello se cierran las puertas con
los trabajadores dentro. Las frases son cortas, muy concisas y van contando los
sucesos que ocurren en la oscuridad. Se vuelve cotidiana la noche y la falta de
luz va deformándolo todo. Los personajes colaboran para ello: la sorda, el cojo,
la muda; no hay nombres ni datos concretos. Y la forma de narrar lo vuelve aún
más particular. La búsqueda de palabras lo acerca a la poesía, pero la narración
misma lo aleja de la narrativa. Son frases que terminan en el timbrado pero el
que le sigue no siempre continúa con lo anterior. A veces son vacías, burocráticas; pero en otras, guarda
una fuerza donde todo parece que va a explotar, en un lugar en el que puede
pasar cualquier cosa. Con un claro sino de tragedia. Un verdadero experimento que
culmina en un texto inquietante, oscuro y muy original.
El libro ganó el Premio Municipal de Literatura y el premio de la Crítica en
2013. Me gustó mucho, pero ya lo tuve que devolver. Volvió a su biblioteca (muy
buena, por cierto). Como si nunca hubiera tenido. Quizás escribo esto para
cerciorarme de que sí pasó por mis manos.
La filial
Matías Celedón (1981)
Sudaquia editores