28 abril 2017

E. E. Cummings: arduo, y placentero.


Desde que empezó a gustarme la poesía (¿serán quince años ya?), el nombre de Cummings apareció muchas veces en comentarios periodísticos, análisis de otros autores y papers del mundo universitario. Frases del estilo: renovador del siglo XX, rompe con toda estructura posible, demostró que puede hacerse poesía de otra manera y así. Era como un mandato: había que leer a Edward Estlin Cummings.
Por eso cuando vi una versión bilingüe decidí que era el momento, aunque un poco dudé por el exagerado precio que pedían. Respiré hondo, saqué la tarjeta de crédito para ocultar el dolor en el tiempo y enseguida me puse a leerlo. Desde el prólogo del traductor, Jorge Pedernik, me di cuenta que me estaba metiendo con un autor difícil de seguir. La libertad de Cummings en sus formas hace que leer algunas de sus poesías sea diferente, algo así como un juego. Aquí va un ejemplo con un traductor de lujo: Octavio Paz.

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Aunque no todos los poemas son así, el prólogo ayuda mucho para entender las exigencias de Cummings para con el lector. Para ello, es fundamental que la traducción sea muy buena; hace que el particular uso del autor de comas, punto y comas, mayúsculas, falta de espacios entre palabras, salteos y demás atribuciones que luego se definen como estilo sean entendibles cuando pasamos del inglés al castellano. Ni hablar cuando te tira un slang o si escribe como suena en inglés… Titánica tarea la del traductor, por eso es bueno decirlo cuando sentimos que alcanzó el nivel del original. Y se agradece, porque no hay nada peor que una mala traducción.

Volviendo a nuestro libro, Cummings no se queda en el juego de palabras. Aunque suele ser sarcástico también, su fuerte es la profundidad y la belleza. La naturaleza, el amor, la muerte y todo aquello que nos mueve y conmueve está presente en su poesía. La palabra es estrujada a más no poder, el sentido es removido de su carácter original, las formas se alteran caprichosamente. Como si fuese un sacudón. Y cuando lo entendemos, cuando nos dejamos llevar por esa forma extraña de expresarse, nos damos cuenta de que estamos frente a un gran poeta. Completo, original y profundo. La sociedad de su época también suele estar presente: la frivolidad es un tópico que se repite, las relaciones interpersonales que exceden muchas veces al llamado amor, la soledad entre el tumulto. Cummings es un artista del Siglo XX (recordemos que también fue pintor. ensayista y dramaturgo) y se define como tal en sus palabras, aunque tantas veces estén tan desordenadas. Me alegra tomar contacto con un gran poeta que no conocía. Voy tachando autores “que hay que leer”. Aunque sé que es una tarea que me puede tomar toda la vida. O más.

Poemas
E. E. Cummings (1894-1962)
Descierto Editorial

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