Homero marcó el camino de la
literatura con sus relatos del Siglo VIII antes de Cristo. La cantidad de recursos
que emplea en este libro habla de una capacidad de organizar los capítulos y de
una habilidad que sorprende. Antes que este libro, hace unos meses, leí La Ilíada
(http://fernandolojo.blogspot.com/2019/06/iliada-de-homero-el-inicio-de-la.html)
atrapado por esa gran idea de Pablo Maurette
de la lectura compartida a través de Twitter con el hashtag #Homero2019. Sí, hace un mes que lo terminé
pero no hubo tiempo para hacerlo antes. Vamos con lo importante, el librazo que
tuve entre mis manos, Edición Gredos para más datos.
Arranca ya de una manera
inesperada. Porque no es Ulises quien comienza siendo el protagonista, sino su
hijo. Desde la ausencia se define el personaje. Es Telémaco el que abre el
relato y nos cuenta las penurias de la familia porque el padre no ha vuelto.
Nada puede ser peor; como un pueblo invadido, la casa está tomada por supuestos
pretendientes que lo único que hacen es aprovecharse, comer y beber todo lo que
encuentran en la casa de Ulises. Para colmo, quieren casarse con la esposa del
héroe, la hermosa y famosa Penélope. Parte del dolor del hijo es que todos ya
creen muerto al padre, inclusive él mismo varias veces lo piensa. Y no es para
menos, se fue a la guerra de Troya ¡hace 20 años!
Recién toma la palabra
Ulises en el capítulo 5. El hijo sale de Ítaca a buscarlo y el relato nos saca
del pueblo. Mientras su hijo, emulando al padre, sale a la mar para descubrir
si el héroe está vivo o muerto, nos topamos con su historia. A veces es el
relato de Homero y otras el relato de Ulises -que a otros cuenta- su historia
fantástica: viaja por el Mediterráneo encontrándose con gigantes, ciclópeos,
guerreros, gente hospitalaria y no tanto, diosas malvadas, diosas eróticas,
pueblos que son atacados (es interesante que Odiseo se queja de aquellos que no
lo reciben de manera hospitalaria, pero también relata sin culpa alguna cuando
desembarca, ataca un lugar, mata a los hombres y se lleva al ganado y las
mujeres -en ese orden- y se regodea de ello), sirenas que encantan, vacas
eternas y prohibidas, un año con una diosa hermosa que todo lo daba y un sinfín
de peripecias y aventuras.
Su viaje es tan extenso
que llega a ir al Hades mismo, a la tierra de los muertos. Allí conversa con
aquellos que no ve desde el asedio a Troya: Agamenón, Ayax, dioses y también personalidades de la historia. Aquí nos damos cuenta que el gran Dante Alighieri, leyó a Homero frase a
frase porque las semejanzas son demasiadas. Quitando la culpa judeocristiana,
obviamente. Pero aquellos que hicieron el mal en vida, en el más allá la pagan.
Inexorablemente, eso no cambia. Y Ulises sufre porque se encuentra con almas intangibles, las
quiere abrazar y no puede; y recién ahí nos damos cuenta que el paso del fuego
en el cuerpo hace que nada quede. El ritual que une al fuego y a la muerte, que
tantos pueblos distintos tienen, aquí justifica el más allá. Teléfono para
Dante.
En la mitad del libro,
Homero llega a su tierra. Se acabaron las aventuras fantásticas y vivimos ahora
problemas muchos más terrenales. Su esposa hecha una piltrafa, llorando por
todos los rincones; su casa repleta de enemigos, su propio territorio que ya no
es suyo. Porque hay antecedentes: Agamenón volvió a su casa después de 10 años
de guerra, y su esposa y el amante lo mataron. ¡No se pueden relajar ni un rato
estos argivos!
Penélope teje y desteje
mientras puede, pero cuando el ardid es descubierto los pretendientes quieren que
elija a uno. Y ella implora: “que no se
me fuerce a alegrar los sentidos de un hombre vil”, las definiciones del
matrimonio son tristes desde hace cientos de años. Volviendo a nuestra
historia, aquí no hay opción de spoilear:
tal como todos sabíamos el final de la batalla de Troya, en este libro desde el
inicio sabemos que Ulises se enfrenta a todos los pretendientes de Penélope. El
tema es saber (y leer) cómo lo hace. Primero, realiza lo que muchos en algún
momento buscamos: una señal de un dios (del Olimpo, de la culpa o del colgado
de la cruz), y Ulises la recibe. Se abre así una tradición oral y escrita: la
del hombre reclamando al dios y la del dios respondiendo. Literatura, mitos, gobiernos,
tiranías y religiones: muchísimas cosas se basaron en esta relación hombre/dios.
El final es glorioso y
sangriento. Bello y suspicaz es el encuentro de Ulises y su amada, cerebral y
violenta la batalla desigual (eran más de 100 contra 4), pero los dioses -una
vez más- fueron los que inclinaron la balanza.
Homero es el inicio. Y una vez que lo lees te das cuenta de las deudas de toda la literatura con este verdadero maestro. Lo oral y lo escrito se entrelazan para marcar un verdadero hito como es este libro.
Homero es el inicio. Y una vez que lo lees te das cuenta de las deudas de toda la literatura con este verdadero maestro. Lo oral y lo escrito se entrelazan para marcar un verdadero hito como es este libro.
Odisea
Homero (Siglo VIII a.C.)
Biblioteca Gredos
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